lunes, 13 de octubre de 2008

9 Semestres

A seis semanas (y contando…) de terminar clases, he estado recordando anécdotas y experiencias LRI, aquí algunas de mis favoritas y de las cuáles, gracias a Dios, ahora me puedo reír.

1° Semestre: La ilusión de ser universitaria con todo lo que implicaba: las correcciones y originalidad de fuentes utilizadas en Semiótica, el inolvidable sarcasmo del Profe Villalobos (el cual yo disfrutaba bastante, tal vez porque nunca iba dirigido contra mí, jeje) y el día en que caminó como pingüino, los videos y vergüenzas de Comunicación Oral en que estaba presa entre “crushes” y el bautizo que inesperadamente sufrimos en la fiesta de integración.

2° Semestre: Las quasi-eternas clases de Análisis del Discurso con sus horribles exámenes de 5 horas, aligeradas por las visitas que Nubecita nos hacía. Lo mejor sin duda fue el último y maratónico sprint: amanecer haciendo el trabajo final por msn con Bris y David para después llegar al examen final casi sin estudiar, pasar 6 horas (sí, SEIS HORAS) tratando de recordar qué era lo que decían Foucault y Durkheim y salir como zombies cargando más de 24 horas sin dormir, no sin antes olvidarnos de presentarle a la maestra nuestra “gran inspiración a lo largo del semestre”. Nunca olvidaré la expresión de la maestra cuando vio mi obra de arte en el escritorio.

3° Semestre: Las clases de Comunicación Política con sus inigualables oportunidades. Entre las mejores: lograr hacer de un montón de niños en un parque, protagonistas de un video electoral; aprender con conitos de papel y pisotones del profe, el arte del poder; y obviamente, gozar del permiso para protestar y gritar en media escuela con todo y ataúdes y lloronas. Hicimos sudar la gota gorda a nuestros pobres compañeros de noveno semestre que se estaban jugando su calificación y su graduación.

4° Semestre: El Simposium con todas sus aventuras y desventuras. Desde los inesperados cambios de agenda que hicimos, en los que involucramos sin querer a personajes de la política nacional y al gobernador; hasta la solución de los pequeños conflictos que se fueron presentando como rogar (literalmente) boletos de avión carísimos, espantar stalkers a uno de los conferencistas y llenar una conferencia en 5 minutos con una GRAN ayuda.

5° Semestre: La sobrecarga de locura que me aventé con Caro. De ocurrentes (e ingenuas)metimos en un semestre muy pesado la peor materia: Desarrollo de Emprendedores. Además de las desveladas y múltiples errores ortográficos que el proyecto Memtek implicó, tuvimos que lidiar con Economías Internacional y los imposibles quizzes en línea. A esa clase le debo mi habilidad para navegar en Google y encontrar prácticamente lo que sea. También le debo al buen Tona la horrible pesadilla vuelta realidad de su examen final, llegué media hora tarde para darme cuenta, como había soñado anteriormente, que no sabía NADA. En consecuencia de lo tarde que salimos, “la amanecimos” estudiando para el final de Latinoamérica en mi casa Miguel, Karla, Caren y yo, por lo que cerré con broche de oro el semestre cabeceando en el examen.

6° Semestre: La muestra gastronómica en clase de Europa con las anécdotas de Mazjiek y el inesperado éxito que tuvo mi borsch ruso, después del palpable desprecio del que fue objeto por mis compañeros de equipo. En su defensa, debo de aclarar que probablemente si me dijeran que betabel, consomé de res y crema se mezclarían en una receta, no se me haría agua la boca tampoco.

7° Semestre: Las seis semanas de Berkeley entran aquí con todas sus aventuras y aprendizajes. En ese semestre me enamoré de África con las anécdotas de la Dra. Barona, entrevisté a la editora de El Peso y disfruté las fiestas (mas no las ambiguas clases) del Mini.

8° Semestre: TOULOUSE. El solo hecho de oír el nombre de esa ciudad me trae demasiados recuerdos, algunos de los cuáles ya he narrado aquí. El intercambio, con todo lo bueno y lo malo, no lo cambio por nada.

9° Semestre: Las maratónicas clases que estoy llevando. Prácticamente me he pasado todos los viernes y sábados del semestre metida en la escuela. Entre el hedging con un profesor franco-inglés, la “ostia” del poder y el conflicto en Negociación, y las teorías de RRII con la Dra. Colin, sin olvidar el ya tradicional MUNRI que viene, mis fines de semana se han reducido a un día. También incluyo en esta categoría a Escenario de Asia Pacífico, porque aunque no es en fin de semana, hace mis lunes de 6 horas de clase corrida, por lo que salgo demasiado simple y propensa a reírme. ¿Quién puede evitar soltar la carcajada con temas como el “infant inmortality rate” que hay en Pakistán, las posibles definiciones e implicaciones de "morbidity" y "p(c)opulation momentum" o los cantos en sanscrito que logramos arrancar Priscila y yo de las gargantas de nuestros compañeros durante nuestra exposición? Definitivamente yo no.

¡Ufff! Demasiadas buenas memorias, creo que lo mejor de todo esto es que han sido compartidas con excelentes personas. ¿Qué serían las desveladas y el trabajo bajo presión sin amigos? No me puedo ni me quiero imaginar.

PD. Como parte del rescate de recuerdos LRI también les voy a ir dejando, por si alguien llega a interesarse en leer, algunos de mis trabajos más “memorables”. Comienzo con el varias veces utilizado Political Realism Case Study: United States and its response to the 9/11 terrorist attacks. Si lo terminan, luego me dicen qué les parece, ok???

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